En esta vida necesitamos de guía, protección y orientación. El mejor lugar para disponer de estos recursos que diariamente necesitamos es la Biblia. Esta es una fuente de provisión de sabiduría, prudencia, principios, valores; ella está fundamentada para ayudar en cualquier temporada.

Su Palabra es una necesidad básica en cada día de nuestras vidas. Ella debemos buscarla con hambre; guardarla en celo, depositarla con paciencia, esperando que a su tiempo cosechemos luz, capacidad, formación, esperanza y vida. Su Palabra es viva y eficaz (Hebreos 4:12), por lo cual es nuestra mayor necesidad.

Jesús dijo: las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida (Juan 6:63). Su Palabra vivifica nuestro espíritu y nuestro ser; nos da vida y vida plena.

Pedro dijo: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. (Juan 6:68). Ciertamente su Palabra vendrá en momentos para enseñarnos, en otros para  corregirnos y en otros para confrontarnos, será duro y difícil de aceptar, pero debemos tener en cuenta que cuando Dios nos habla a través de las Escrituras, siempre será para darnos transformarnos, sanarnos y restaurarnos, pudiendo llevarnos a un destino mucho mejor y placentero.

Pero también habrá otros momentos donde la bendita Palabra de nuestro Padre, será un fundamento sólido en nuestros corazones; será como lámpara encendida que nos guiará en cualquier circunstancia; será como escudo que nos protegerá de los peligros que nos rodean y nos orientará como brújula durante nuestro caminar para llegar al lugar que Él tiene para nosotros.

Decide hoy tener un tiempo a diario para encontrarte con su bendita Palabra. Reconoce que ella es una necesidad de tu vida. Comprométete con ella y grábala en las paredes de tu corazón. 

¡Oh Padre, cuanto anhelamos tu Palabra! ¡A dónde iremos sin ella!