Pero Dios es mi ayudador
«Pero Dios es mi ayudador; ¡el Señor me mantiene con vida!».
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Los desafíos
Todos los desafíos que enfrentamos en nuestra vida tienen beneficios. Detrás de cada desafío está la mano de Dios para enseñarnos a confiar en Sus promesas.

El eco de nuestra generosidad
El eco de nuestra generosidad reflejará en nuestras vidas qué tanto estamos siendo instrumentos de bendición en manos de Dios para con otros.

Despertar de la iglesia
Cuando la iglesia se encuentra en un estado de adormecimiento, Dios trae un despertar de la iglesia, un avivamiento para restaurarla y llenarla de propósito.

Pero Dios es mi ayudador
«Pero Dios es mi ayudador; ¡el Señor me mantiene con vida!».
Los salmos cuentan con vívidos ejemplos de hombres tan comunes como nosotros, que atravesando por problemas, persecuciones y desavenencias, confiaron en Dios y clamaron con fe palabras desde sus corazones, que fueron escuchadas y respondidas con acciones de amor, cuidado y protección. Podrán levantarse enemigos, pero nuestro Padre siempre nos defenderá.
El enemigo podrá venir como lluvia torrencial pero nuestro Señor será nuestra cobertura. Cuando el enemigo se levante como río, nuestro Dios se levantará como represa. No importa la ventisca que el adversario levante en nuestra contra, nuestro Amado Creador, será una fortaleza donde nos mantendremos seguros.
Nunca debemos ignorar las maquinaciones, las acechanzas y las artimañas del diablo, pero tampoco podemos olvidar que aquel que está con nosotros es el Todopoderoso. Reconocer que contra nosotros podrá levantarse aquel que quiere dañar, hurtar o destruir, pero de nuestro lado está el Omnipotente que vino a darnos vida y vida en abundancia.
El enemigo podrá venir como ladrón, pero el Señor protegerá todo cuanto nos pertenece. Cuando el enemigo nos hace entrar en tiempos de dificultad nuestro Dios es la ayuda absoluta, que nos socorre y nos coloca en sus manos de seguridad. La muerte podrá rodearnos, pero la Vida Eterna de nuestro Jesús, levantará vallado y muralla a nuestro alrededor.
No existe mal producido por nuestro adversario, que pueda compararse con la bendita ayuda divina dispuesta por nuestro Padre, que nos rodea, nos cuida y nos asegura llegar a nuestro destino intactos y llenos de paz.
Él es nuestro ayudador. Él siempre nos mantendrá con vida.
Toma unos minutos para orar
Padre y Señor mío, gracias por tenerme en el hueco de tu mano. Gracias porque tu bendita ayuda divina está dispuesta para mi vida y aunque contra mi se levante guerra, en ti estaré confiado. Consagro a ti toda mi vida para que la guíes por tu bien. En el nombre de Jesús, amén.
Muchas gracias Sro por tu palabra que nos fortalece y alimenta nuestra esperanza en el espíritu aumentando nuestra fé en Jesucristo.