¿Sabios o necios?
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Incienso agradable
Nuestro incienso agradable es anhelado por el Padre, mucho más de lo que nosotros le anhelamos a Él. Nuestro Padre siempre nos espera en el lugar íntimo.
Despiertos para aceptar su voluntad
¿Hoy estamos despiertos para aceptar su voluntad? O ¿estamos dormidos espiritualmente para rechazar su llamado?
Más que pedir, dar gracias y recibir.
Como hijos de Dios, estamos llamados a ser agradecidos en todo tiempo. Más que pedir, dar gracias y recibir, solo así viviremos a plenitud nuestra vida.
¿Sabios o necios?
No te pongas al nivel del necio, o resultará que el necio eres tú.
No te pongas al nivel del necio, o resultará que el necio eres tú.
En una sociedad donde el temor de Dios es escaso, el sentido común está en extinsión, la liviandad está a la orden del día y la necedad parece ser el ideal del sistema mundano para mantener a la población como zombies que vagan sin sentido, sin rumbo y sin propósito, debe levantarse una generación que tema a Dios y dé lugar a la sabiduría del Todopoderoso.
La necedad viene a ser lo que abunda en el corazón de aquel que está falto de temor de Dios. Está representa la condición del corazón del ser humano. La necedad está ligada al corazón del muchacho (Pr 22:15) y si este no se somete a un proceso de formación, llegará a ser un adulto con una vida despreciablemente necia.
Las Escrituras nos enseñan que el temor de Dios es el principio de la sabiduría (Pr 1:7). Por lo tanto, es de discernir, que aquel que abunda en necedad, escasea en temor de Dios, por lo que será una persona falta de juicio, testaruda, obstinada y que ante cualquier eventualidad dejará relucir su corazón abundantemente necio.
Lo contrario a la necedad es la sabiduría. La necedad nos llevará a lugares bajos. La sabiduría nos llevará a lugares altos. El necio, ante cualquier disputa, tratará de jalar al contrario hacia sus niveles bajos. El sabio, en cambio, tratará de subir a su contrario a sus niveles altos.
La necedad es un atributo del infierno, pero la sabiduría es un don del cielo.
Toma un tiempo para orar
Papá, gracias por esta palabra que me exhorta a alejarme de la necedad. Te pido que me ayudes a limpiar mi corazón de todo lo que me hace actuar con necedad. Hoy me rindo ante Ti, mi Señor, dispuesto a recibir la necesaria formación que me lleve a la sabiduría que proviene de Ti. En el nombre de Jesús, amén.