Un día al llegar a casa, cuando estaba por bajar del carro, noté que había una pequeña araña dentro. La tenía al frente. Era tan pequeña, tan insignificante, que no le presté atención, la dejé, salí de mi carro y me fuí a casa, sin prestar mayor atención al asunto.

Por la mañana, muy temprano al salir rumbo a la oficina, entré en mi carro y al tomar mi asiento, ¡Wow! ¡Sorpresa! Fui recibido por una telaraña pegajosa e incómoda, que se posó sobre mi cara y en medio de la experiencia, inmediatamente recordé que la noche anterior había dejado aquella pequeña e insignificante araña dentro de mi carro.

La enseñanza de mi Señor no tardó, de ipso facto cruzó como un relámpago mi mente y me dejó ver cuanta similitud tiene este asunto con nuestra vida diaria, nuestra mente y sobre todo, con nuestro corazón.

Constantemente estamos dejando pequeñas arañas entrar a nuestras vidas, aparentemente arañas insignificantes, inofensivas, pero que día con día están tomando cada vez, más y más lugar en nosotros. Arañas como la duda, el rechazo, el rencor, la falta de perdón, el egoísmo, el protagonismo, la desidia, la ira, la inmoralidad, el irrespeto, la rebeldía y tantas que podríamos nombrar, que entran con tamaño minúsculo, pero que tienen el poder de causar grandes males a corto, a mediano o a largo plazo.

En todo lugar donde se encuentre una araña, pronto habrá telaraña. Esta es su naturaleza. Donde ella está, ahí debe hacer su tela, pues ella necesita comer, y para ello necesita tramar una trampa, preparar un escenario propicio, donde sus víctimas puedan caer.

Es interesante ver, que esta similitud nos da una ilustración de lo que puede pasar en nuestras vidas, mentes y corazones, cuando dejamos entrar pensamientos, ideas o conceptos que no provechosos, que no nos llevan al bien, y que no cuidamos de sacarlos a tiempo. Poco a poco, estos comienza a tejer una trampa dentro de nosotros, poniendo en riesgo nuestra vida espiritual, estabilidad, seguridad, fe, confianza, esperanza, vida, en fin podría llevarnos caer en una trampa peligrosa y llegado el momento quizas difícil de erradicar.

Pequeños pensamientos, sentimientos, ideas oscuras pueden traer consigo grandes hechos irremediables. Guardemos nuestra vida y nuestro corazón, de tal manera que cada pequeña araña que quiera tomar lugar, podamos sacarla, erradicarla, renunciar a ello, para que el día de mañana podamos gozar de un corazón lleno del Señor.

Que nuestro corazón sea vaciado de las arañas que quieren tejer cualquier tipo de maldades, para que sea lleno del Espíritu Santo, que quiere desarrollar su bendito fruto.

Saquemos las arañas, dejemos el Espíritu pose.