Sólo Él puede saciar la sed
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No fui llamado para vivir en esclavitud
No fui llamado para vivir en esclavitud en ningún ámbito de tu vida, ¡porque a libertad te llamó el Señor!

La gloria de Dios
No aguardes a que las condiciones ideales se presenten, sino dedícate a buscar la gloria de Dios en todo momento y en cada situación.

Mi corazón me está engañando
¿Haz pensado alguna vez: mi corazón me está engañando? Nuestro corazón, ese lugar profundo y complejo, tiene una asombrosa capacidad para engañarnos.
Sólo Él puede saciar la sed
«Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?».
Su presencia es el atributo divino más anhelado por nuestro ser. Clamamos por su presencia. Tenemos sed de esa presencia en la cual nuestras vidas son cambiadas, reformadas, transformadas, afirmadas.
Nuestra alma busca incesantemente, con ahínco y en muchos casos con desesperación, estar en su presencia. ¿Pero cuál es el motivo de tal sed, de tal hambre por Él?
Una de las muchas respuestas es que fuimos creados con un código genético espiritual, que necesita de la intervención de su Creador. En otras palabras, somos dependientes de Él. Sin Él nada podemos hacer. Sólo en Él podemos dar fruto.
Es importante que el salmista hace mención de Dios, y luego afirma el Dios vivo. Esto busca con intención dejar en claro que hay un solo Dios capaz de saciar la sed del hombre, ese Dios es el Dios vivo: omnipotente, omnisciente y omnipresente. No hay otro Dios como Él.
Sólo Él puede saciar la sed. Por esto es interesante que los falsos dioses de hoy no tienen la facultad de saciar la sed o saciar el hambre, por el contrario, ellos intensifican dicho estado en nuestras vidas. Solo necesitamos beber de la fuente correcta cada día y está es Jesús, nuestro Señor.
Su presencia nos basta, solo en su presencia hay plenitud de gozo, liberación, restauración, transformación. En su presencia somos mudados, recargados, potenciados, capacitados, avivados y esto no acaba ahí. Dime cuál es tu sed y te diré firmemente: —Solo Jesús puede saciar esa necesidad.
La pregunta es como dijo el salmista: ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? La respuesta es ya. ¡Ahora mismo! Esta fuente está siempre disponible para nosotros. Su presencia está disponible para saciarte hoy. No mañana, hoy es el día.
Toma un tiempo para orar
Padre bendito gracias por tu infinito amor y misericordia. Hoy me presento delante de ti sediento y hambriento por tu presencia. Reconozco que te necesito, que sin ti nada soy, ayúdame a permanecer a tus pies y a cada día anhelar mas y mas de ti, porque ahora se que solo tu puedes saciar la sed que tiene mi alma. Que tu Espíritu Santo me guíe y me ilumine, para que pueda experimentar la plenitud de tu amor y conocer la verdadera satisfacción que solo Tú puedes brindar. En el nombre de Jesús te lo pido, amén.