Sustancia reveladora
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Sustancia reveladora
Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras?
Dos discípulos de Jesús iban de camino a Emaús. Ellos estaban cargados, preocupados, con muchas dudas e incertidumbres acerca de la muerte de su Señor. Esto los llevaba tristes, sin esperanza. Su estado anímico les había arropado y sus corazones se habían apagado. La promesa de resurrección había sido opacada en sus vidas por el dolor y el luto.
¿Te haz sentido así en algún momento? Donde las circunstancias internas o externas suelen ser tan severas, que nos arropan por completo y de repente nos vemos envueltos en corazones faltos de gozo, enlutados, apagados y sin sabor.
En esos momentos, muchos que nos ven, suelen notarlo con facilidad y la mayoría se aleja por cuidado. Es justo bajo esa condición, y cuando andamos en ese camino, que muchos nos dejan solos, pero es cuando Jesús más se acerca.
Jesús se acercó, una vez resucitado, se les unió en el camino, pero ellos no pudieron reconocerle. Este es el efecto de un corazón opacado por las circunstancias. Pero, resaltemos que nuestro Señor nunca desmaya con nosotros. Él suele perseverar en buscarnos hasta encontrarnos.
Él siempre quiere y está dispuesto a caminar de nuestro lado, y en nuestras mayores penurias Él se apega a nosotros para hablarnos, darnos sus palabras de vida eterna e iluminar nuestros corazones.
Cuando Jesús habla, nuestro corazón arde. Él es el Dios vivo y sus Palabras son como saetas que pueden penetrar nuestro más profundo escondite. Él es capaz de hacer caer en instantes lo que por mucho tiempo nos enlutó. Sus palabras son lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestros caminos (Sal 119:105).
Jesús es el único que vela y quita, que cierra y abre. Solo en Él radica el poder de darse a conocer a todo aquel que quiere. Sus Palabras con sustancia reveladora, luz radiante a nuestro ser, son providencia divina a nuestra alma, que no solo iluminarán nuestra vida en las más oscuras circunstancias, si no también, vendrán para darnos la certeza, de que no estamos solos en este camino, y así, hacer caer todo luto y avivarnos para continuar el camino.
¡Señor danos tus palabras y haz que nuestro corazón arda por ti siempre, en todo nuestro caminar!
Toma un tiempo para orar
Mi Señor Jesús gracias porque aún cuando no lo he notado has estado a mi lado. Perdoname por cada vez que por lo apocado de mi corazón he dejado de verte caminar junto a mi. Hoy te pido que hagas arder mi corazón de amor, pasión y agradecimiento hacia ti. Ayúdame a quitar el temor, el dolor, la queja y todo lo que hace que aparte la mirada de ti y la ponga en el problema. Tu eres mi socorro y mi pronto auxilio, amén.