Imitar a alguien nos lleva a hacer lo posible por parecernos a esa persona. Podemos imitar sus gestos, patrones de habla e incluso sus actitudes.

El mundo en el que habitamos ha idealizado tanto a algunos individuos por lo que han hecho o alcanzado que ha ocasionado que las personas los admiren, incluso hasta el punto de la idolatría, y deseen imitarlos. Sin embargo, no importa cuán perfectos nos quieran vender o mostrar a estas personas, más allá de sus logros, hazañas, fortunas, etc., hay un mundo oscuro lleno de trampas, dolor, destrucción, tristeza y amargura que envuelve sus vidas pero que la televisión ni las redes sociales muestran.

En fin, son personas tan imperfectas como nosotros.

Por eso, el apóstol Pablo nos invita a ser imitadores de él, no porque él sea perfecto, sino porque él estaba siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo, el único hombre perfecto que ha pisado esta tierra.

La invitación del apóstol Pablo, a través de este versículo, es a seguir los pasos de Jesús, a imitar lo que él hizo en esta tierra, a obedecer al Padre como él lo hizo, a humillarnos sin importar las consecuencias por el anhelo de cumplir el plan que Dios ha preparado para que cumplamos en este mundo, porque así Cristo lo hizo.

Jesús es nuestro mayor ejemplo de amor al prójimo, de pasión por las almas, de vivir en santidad, de perdón y de lo que significa vivir una vida con propósito.

La palabra ‘imitar’ en este versículo hace referencia a una imitación positiva de un ejemplo digno de emulación, especialmente de un mentor que sirve de ejemplo apropiado. Pablo fue para sus discípulos, y aún para nosotros, un ejemplo digno de imitar de servicio a Cristo y de lo que representa caminar tras sus pasos.

Así mismo, hoy tenemos a nuestros pastores y líderes, personas que siguen los pasos de Jesús y, aunque no son famosos ni son admirados por el mundo, son ejemplos dignos de imitar porque ellos imitan a Cristo.

Que nuestro anhelo sea ir tras los pasos de Jesús, siguiendo su ejemplo plasmado en las Escrituras y representado en los hombres y mujeres que hoy lo imitan a Él en su manera de obrar.